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Jocelyn & Dimitri CAPITULO 2

Ya pasada la medianoche, la calma volvia a mezclarse con los horrores de la gente que todavia seguia en las calles.

Dimitri, cansado pero intrigado por esa criatura, la llevo a su casa en la colina cerca del cementerio donde había descansado. La casa era difícil de ver desde lejos pero estando allí se veía antigua y esculpida por los dioses mismos. Una estructura de la época de antes en la que él vivía sin problemas. Por suerte la estructura no habia sido demolida ni cambiada, ya que el propietario nunca figuró haber muerto. Una mansion de 3 pizos, un amplio salon de estar, y mucho espacio para respirar hacian de este un lugar perfecto para criar hijos y vivir en paz, lejos del suburbio y humanos.

En un abrir y cerrar de ojos se deshizo de todas las telaranhas y polvo que sacaban la belleza de aquella habitacion donde la trajo.

La acostó lentamente sobre su cama intentando no despertarla. Se dispuso a limpiar su rostro de la suciedad del suelo y aliviar las magulladuras y moretones que habían aparecido en el camino. Una vez terminado el trabajo se quedo contemplándola. Le dejo sin aire, nunca había visto mujer más hermosa y ni siquiera sabía su nombre ni como la había encontrado. Siguió observándola divisando las heridas en sus brazos y piernas, luego de colocar unas hiedras calamantes, receta de sus ancestros para la cicatrizacion rapida alcanzo a ver el rojo carmesí que se había derramado en uno de sus muslos.

El aire dejo de fluir, las ventanas rechinaron y el solto un gruñidoo tan fuerte que los lobos aullaron entendiendo su dolor y rabia, maldiciendo en diferentes idiomas y haciendo todo para controlar sus impulsos de asesino se calmo como pudo, la cubrio con una fina sabana y se dirigió a la puerta que daba al balcón. Salió cambiando de forma en el aire hasta un lugar seguro para descansar, donde el sol ni otros humanos llegaran.

Jocelyn despertó desorientada por segunda vez, pero esta vez se encontraba en una cómoda cama gigante cubierta con sabanas de seda y el sol pegándole en el rostro. No supo donde estaba ni si seduia dormida o no pero se levanto de la cama con lentitud por los dolores que volvían a la realidad su pesadilla. Recorrió la habitación divisando la puerta de salida. Cuando se dispuso a abrirla, sintió un tirón en su tobillo, como si tenía una cadena invisible atándola a la cama.

-“Ay Jocy, la mente ya te juega cosas raras?” volvió a moverse hacia la puerta y ocurrió lo mismo. Se quedo muda y muy quieta, mirando de reojo a su alrededor, tratando de encontrar lo que la ataba.

No había nada, ni pistas de algún alambre transparente, simplemente no podía moverse. Entonces se volvió a la cama y diviso detrás suyo un balcón enorme con puertas de vidrio lleno de adornos y palabras inentendibles grabadas en ellas.

Corrió hasta esta como pudo y sucedió lo mismo. No podía salir de la habitación. De pronto tubo un ataque de pánico y claustrofobia. Respirando entrecortado se atajo el pecho agitada

-“Dios ayúdame por favor, no sé qué sucede”. Rezo a sus adentros mientras se sentaba sobre la cama esperando, esperando que su pesadilla terminara, rezando que fuese solo eso.

Lo que ella no sabía es que mientras dormía, Dimitri le había puesto un hechizo para que no pudiera escapar de la mansión si despertaba antes que él. Ella habia despertado cuando el sol empezaba a desaparecer, lo que hacia mas tenebrosa la idea de que no era un suenho.

Dimitri se encontraba en lo profundo del corazón de la tierra, despertando y respirando la noche que llegaba. Esta parecia una noche especial, sintio un urgente deseo de ir junto a la criatura que habia salvado la noche anterior. Salió de su lecho leyendo las historias en el cielo, oliendo todos los aromas que el mundo mezclaba junto con la naturaleza a su alrededor. Tomo un fuerte suspiro y se dirigio a su casa en la colina.

La encontró acurrucada en una esquina de la habitación. Parecía una pequenha hada asustada y esto le removió el corazón. Sentimiento que no conocía y le hizo más necesario saber mas sobre esta pequeña mujer que hacia estos efectos en el.

*“Piccola despierta, necesitamos hablar”. Dijo mientras la levantaba en sus brazos del suelo y la depositaba sobre la cama.

Moviéndose como un pez fuera del agua, Jocelyn volvió a la conciencia y de pronto tuvo un horrible sentimiento de peligro. Se agito en la cama saltando de esta mirándo al hombre fijamente a los ojos para enfrentar su destino, otra vez.

Y allí estaba, el héroe de sus sueños y peor pesadilla. Sus cabellos perfectamente recogidos en la nuca con una cuerda de cuero y sus ropas de épocas viejas que dejaban perfectamente el molde de sus fuertes músculos la hizo quedarse sin aliento.

Mientras Dimitri también la contemplaba. Atontado por tanta belleza. Sus cabellos del color del sol que brillaban en la noche aun estando enmarañados y sucios. Esos ojos verdes de niña que habían visto demasiado y la decisión en su rostro de salir viva de esto le hicieron lágrimas en los ojos pero que no legaron a la superficie.

Dimitri hizo un gesto de saludo diciendo

*“Creo que es prudente presentarme antes de que me ataques. Soy Dimitri Vladimir. Esta es mi casa y si mal no recuerdo te he salvado de un hombre que podía haberte matado. No creo necesario que me tengas miedo o intentes en vano lastimarme pequeña.”

Ella hizo una mueca de disgusto y se cubrió el cuerpo tras verse desnuda frente a un desconocido. No lo había notado antes por todos los acontecimientos de la noche pasada.

-“Porque estoy aquí? No te conozco y creo que a esto se le llama secuestro. He intentado salir de aquí y no he podido. Que es lo que sucede?” dijo ella con miedo en la voz tratando de sonar desafiante.

Dimitri la observo sorprendido de tener fuerzas para desafiarle estando en el estado en el que se encontraba y con clara desventaja.

*“No me dirás tu nombre pequeña? Creo que es de buena educación presentarse a alguien cuando este lo hizo antes.” Lo dijo con un aire triunfante.

-“Jocelyn. Me llamo Jocelyn Báthory. Ya me dirás porque estoy aquí?” replico ella intentando ponerse en pie al otro lado de la cama.

*“Báthory? Eres pariente de Elizabeth Báthory?” pregunto él asombrado por lo que había descubierto. El nombre era muy conocido entre su gente.

-“Si, es de la familia. Todavía no me dices que quieres” volvió a salir a la defensiva sentándose repentinamente en el suelo sin fuerzas para sostenerse.

Dimitri fue más rápido que ella y la sostuvo antes de que se golpeara contra el suelo.

-“No, déjame” grito ella empujándole sin poder moverle un centímetro.

*“Deja de luchar piccola, no te hare daño.” Dijo dejándola sobre la cama y cubriéndole más el cuerpo con las sabanas.

Dándole espacio, retrocedió sentándose en una silla grande al otro lado de la habitacion y que le daba un aire de un rey en su trono.

Jocelyn se incorporo y se quedo mirándolo fijamente. No dijo una palabra, solo lo observo un momento.

-“Gracias, supongo.” Dijo ella sonrojándose recordando lo sucedido.

Dimitri se quedo en silencio mirándole y buscando las palabras adecuadas para decirle lo que debía saber antes de seguir con su cometido.

*“Te traje aquí porque debes quedarte conmigo”. Lo dijo así, sin detalles ni belleza.

-“No tengo que quedarme en ninguna parte! Quien te crees que eres? Tengo una vida y cosas que hacer en ella. No puedes decirme que me quede y esperar que lo haga sin más” grito ella agitándose y con dificultad para respirar.

*“No tienes que asustarte pequeña. Tengo un buen motivo para esto. Si me dejas explicarte mejor, lo entenderás” dijo intentando calmarla. *“Pero primero debes comer algo para recuperar fuerzas. Déjame traerte algo, por favor cálmate y así podremos hablar cuando vuelva”. Dijo sin más y desapareció detrás de la puerta de la habitación. Fue tan rápido que no alcanzo a verlo abrirla ni cerrarla. Por un segundo creyó que lo atravesó como un fantasma. Agitó la cabeza y no dijo nada.

Jocelyn se quedo en la cama sentada cubierta y pensando como escapar de allí sin que la viera. Se sentía sucia y humillada sin mencionar el hambre que la comia por dentro.

Lo más preciado que tenía se le había sido arrebatado de un momento a otro sin poder evitarlo.

-“Perdóname madre, te he fallado. No pude cumplir mi promesa. Lo siento” dijo sollozando en las sabanas y desahogándose hasta que la garganta le dolía.

Dimitri entro a la habitación sosteniendo una bandeja de plata con pan y unos dulces hechos con mucha delicadeza por sus criados.

*“Esto te ayudara por ahora. Todavía tienes golpes, no debes comer cosas muy pesadas”. Dijo depositando la bandeja en la cama cerca de ella.

Volvió a sentarse en su sillón y se quedo esperando que terminara de comer.

Jocelyn se enderezo y sin vergüenza devoró todo lo que le había traído. No le importaba parecer una maleducada, moría de hambre y no le importaba nada más.

Una vez que termino de cenar le dijo;

“Ya me dirás porque estoy aquí? He tratado y no parece posible escapar, así que solo me queda escuchar lo que tengas que decir” dijo con ojos desafiantes.

Ese pequeño gesto le arrebato una pequeña sonrisa que hacía siglos no había tenido. Se acomodo mejor y dijo;

*“He estado pensando en el porqué de todo esto. Porqué pude escucharte llorar y sentir lo que sentías mientras estab en el fondo de la tierra. Y entendí que eres mi otra mitad. Mi pareja. Y no puedo dejarte ir o la oscuridad se llevara mi alma y eso es algo que la humanidad no puede perder.” Dijo sin pelos en la lengua esperando una respuesta.

-“Tu pareja? No te conozco ni sé si es verdad o porque dices-en el fondo de la tierra-. Creo que me estas confundiendo con otra persona” dijo asombrada y confundida por lo que Dimitri había dicho.

*“Yo soy una especie diferente. No soy humano y todos nacemos atados a una sola persona, en este caso tu eres esa persona para mí. No es algo que se pueda cambiar o evitar. Te he encontrado por fin y no te dejare ir.” Dijo cambiando de posición en el sillón viéndose mas intimidante.

-“No estás entendiendo. No puedes venir y decir que te pertenezco y no dejarme ir nunca! Así no es como el mundo funciona y mucho menos yo, que no quiero esto.” Grito ella levantándose de la cama y cubriéndose con la sabana.

-“Podrías haberme traído mis ropas antes de hablar no crees?” dijo sonrojándose por su estado.

*“Tus ropas quedaron hechos añicos en el suelo, además creo que así te ves más bonita pequeña.” Dijo con aire triunfante.

Llenándose de furia agarro la almohada a su alcance y se lo aventó al rostro. Dimitri no pudo contener su asombro. En tantos siglos jamás nadie le había desafiado ni lanzado nada que no trajera consecuencias graves.

Rió tan fuerte que a ella le dio una sensación extraña en el estomago. Como si quisiera escuchar ese sonido toda la vida. Agito la cabeza para volver en si y le dijo;

-“No le veo lo gracioso señor! Ya puede dejarme ir?” dijo conteniéndose las lagrimas.

*“Oh por favor llámame Dimitri, me haces sentir más viejo de lo que desearia ser.” Dijo desvaneciendo sus ganas de reír al ver esas lágrimas bordeando los ojos de ella, y que le rompían el corazón.

Su depredador posesivo interno rugió en busca de alivio queriendo estrujarla entre sus brazos para guardarla a salvo de todo y nunca dejarla ir.

Respirando bruscamente se levando del sillón y se dirigió a ella. Cuando ella lo vio acercarse quiso correr hacia la puerta pero la sabana había quedado atascada entre los bordes de la cama y cayó al suelo dejando su cuerpo desnudo a la vista centímetros de Dimitri. El contuvo el aliento sin poder mover un músculo. Todo en el quiso atraparla y hacerla suya, reclamarla como debía. Juntando todas sus fuerzas respiro y giro mirando la ventana del balcón, dándole la sabana en sus manos para que se cubriera.

“Hare que te traigan ropas apropiadas para ti mañana”. Dijo apenas y con dificultad.

Ella no entendió lo que sucedió pero el color bordeo su rostro al verse desnuda.

“Gracias” dijo sin más que agregar cubriéndose de nuevo con la sabana. Habia olvidado completamente de qué hablaban y cuando lo recordó, él ya habia desaparecido.

Sin entender que habia sucedido ni como desapareció de su vista, suspiró y se arrojó a la cama buscando confort en esas sedosas sabanas que la tentaban. Se quedó dormida recién cuando el sol comenzo a asomarse unas horas despues. Se cubrió de punta a punta y se relajó alli.

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